Ruiseñor que volando vas,
cantando finezas, cantando favores,
¡oh, cuanta pena y envidia me das!
Pero no, que si hoy cantas amores,
tú tendrás celos y tú llorarás.
¡Qué alegre y desvanecido
cantas, dulce ruiseñor,
las venturas de tu amor
olvidado de tu olvido!
En ti, de ti entretenido
al ver cuán ufano estás,
¡oh, cuánta pena me das
publicando tus favores!
Pero no, que si hoy cantas amores,
ni tendrás celos y tú llorarás.
* Pedro Calderón de la Barca
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