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jueves, 1 de diciembre de 2011

El hombre que enseñó a leer a los ciegos

En enero de 1852 fallecía en París,a la edad de cuarenta y tres años, un
ciego que había sido genial. Se llamaba Luis Braille y fue el hombre que supo
llevar a sus hermanos invidentes la luz de la palabra escrita.
Braille, que habia nacido en Coupvray,Francia,en 1809, quedó ciego a los
tres años;sólo gozo,pues,de la vista durante un tiempo muy breve,como si el
destino le hubiera permitido ver solamente un poco,para que con aquel
recuerdo de las imágenes perdidas encontrara el aliento para la trascendental
obra que posteriormente debía realizar.
A los siete años ingresó en el Instituto de Jóvenes Ciegos de París, del que
más tarde fue profesor y donde pasó la mayor parte de su corta, pero fecunda
existencia,consagrada a hacer más llevadera la vida de los no videntes,al darles
los elementos necesarios para su cultura y recuperación espiritual.
Era Braille un joven de mentalidad poderosa,fértil imaginación  y una voluntad 
que no pudo quebrar en él la tragedia de la ceguera. Aprendió música
a temprana edad: a los diez años era ya un excelente ejecutante, de cuya
capacidad y gusto interpretativo supieron las viejas iglesias de Francia, cuyos
órganos elevaron al Altísimo las preces de aquel ciego. El había encontrado en
la música una válvula de escape a su capacidad,la actividad donde consumir
sus energías.Braille,por su propia experiencia,tuvo después el convencimiento
de que la ausencia de un sentido aumenta la fuerza de los demás, y esto es
cierto, pues responde a un equilibrio de la naturaleza y a la necesidad. La falta
de la visión le obligo a valerse,para suplir a la vista, de muchos otros medios
que no utilizan los videntes. Tal fue lo que comprobó Braille, y con la ejercita-
ción se desarrollaron en él en forma prodigiosa los sentidos del oído y del tacto.
Esta facultad de los ciegos,que consiste en afinar la sensibilidad de sus otros
órganos de percepción, sugirió a Braille un sistema de escritura en relieve que
fuera no sólo fácil de imprimir,sino también de leer utilizando el tacto.

La Cualidad básica del sistema Braille reside en su simplicidad.

Los pocos ciegos que en aquellos tiempos sabían leer, Braille entre ellos, habían
aprendido a hacerlo sirviéndose del del dificilísimo sistema de Haüy, que consistía
en letras mayúsculas en relieve, exigía como primera condición que fueran de gran
tamaño,lo cual obligaba a emplear mucho papel por breve que fuera el texto
escrito. Con su nuevo sistema de puntos en relieve, esa grave dificultad,sumada a
la del pesado manejo de libros de gran tamaño, desaparecería.
Para trazar los puntos en relieve de que consta su sistema, se valió Braille de un
aparato de metal de forma rectangular que tiene varios surcos horizontales igualmente
espaciados. Sobre ellos se coloca un bastidor rectangular,unido a la pauta por
bisagras y un gancho. Una regla de metal,con unos pinchos salientes en sus extremos
que se acoplan a los agujeros referidos,presentan huecos rectangulares,iguales y 
paralelos, de 2 mm de distancia, 7 mm de altura y 4 mm de ancho. En cada uno de
los referidos huecos se pincha en el papel, que previamente se ha colocado sobre la
pauta sujeta al bastidor, cada una de las letras o signos que se quiere representar.

Este sistema de maravillosa simplicidad,mediante el cual los alumnos pueden tomar
notas durante las lecciones, consiste esencialmente en seis puntos combinados  de
distintas maneras, representados en relieve, lo que permite su captación táctil.
Con ellos logró formar Braille un alfabeto común, los números y los signos de 
puntuación. A través de los años, este producto del ingenio de un ciego se fue
afianzando y extendiendo. Por su superioridad incontrastable, como base de la
instrucción de los invidentes y como elemento intelectual de primer orden, a pesar del
inconveniente resultante del empleo de caracteres convencionales,por otra parte fáciles
de aprender, se impuso al sistema al sistema de Haüy y llegó a extenderse de tal manera
que hoy puede considerarse universal..
La técnica perfeccionó  más adelante la maquinaria para producir impresiones que resulta-
ran económicas y cada país adaptó el método braille a sus exigencias idiomáticas,sin que
por ello el sistema perdiera originalidad.

No se interrumpió aquí su actividad en beneficio del resto de los invidentes.
Deseoso de proporcionarles una justa expansión espiritual, ideó, con los mismos elementos
de su alfabeto,una notación musical que permite a los ciegos el estudio de la música y,
simplificando los signos,creó un sistema de escritura rápida,semejante a la taquigrafía común,
con el cual pueden tomar apuntes completos de lecciones y conversaciones.

Desde el año 1879, en que de acuerdo con lo dispuesto por el Congreso Internacional de 
Invidentes celebrado en Berlín se adoptó en forma universal la escritura Braille, se han
instalado imprentas en su sistema. Con los libros impresos en ellas es posible dar a los 
invidentes la misma instrucción que en las escuelas públicas ordinarias. Por ello, en todos
los textos y elementos de cultura de las escuelas y colegios para ciegos, se utilizan los
caracteres de escritura de puntos en relieve ideados por el genial Luis Braille.

En 1887, el pueblo francés, en reconocimiento a la extraordinaria obra social realizada
por Luis Braille, le erigió, por suscripción popular, un monumento en su pueblo natal,
obra del escultor Esteban Leroux.

Los afanes y la inspiración de Braille dan hoy ocupación y otorgan cultura y métodos de
trabajo a millares de ciegos en todo el orbe. Por eso su figura alcanza relieves universales
y sirve de ejemplo a la juventud; ésta debe ver en él al prototipo del hombre de férrea
voluntad que no se deja vencer por la adversidad, y cuya alma generosa,superando su
desgracia,corre en ayuda de sus semejantes.

1982, 8º EGB
Exito,Barcelona

*Texto encontrado en la red


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