Jamil y Raduan desembarcaron en América a comienzos del siglo. La amistad iniciada a bordo se reforzó en tierra, cuando los dos turcos —en rigor, uno sirio y el otro libanés— decidieron probar suerte cerca de Bahía, nuevo Eldorado del cacao. Raduan decidió aconsejar a Ibrahim, comerciante conocido suyo, que ofreciera a Jamil asociarse en un negocio. La oferta era inmejorable, salvo por una condición: además debía casarse con Adma, hija primogénita de Ibrahim, que no era precisamente dulce, ni bella…
Como era de esperar, Jorge Amado nos ofrece una breve novela plena de ingenio, humor y vitalidad.
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