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miércoles, 8 de junio de 2016
Romance del Establo de Belén
Al llegar la medianoche
y al romper en llanto el Niño,
las cien bestias descendieron
y el establo se hizo vivo.
Y se fueron acercando
y alargaron hasta el Niño
sus cien cuellos anhelantes,
como un bosque estremecido.
Bajó un buey su aliento al rostro,
y se lo exhaló sin ruido,
y sus ojos fueron tiernos,
como llenos de rocío.
Una oveja lo frotaba
contra su vellón suavísimo.
y las manos le lamían,
en cuclillas, dos cabritos.
1968. Texto de Gabriela Mistral.
https://es.wikipedia.org/wiki/Gabriela_Mistral
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