Llueve. Y las últimas flores,que el otoño dejo obstinadamente prendidas en sus ramas exangües, se cargan de diamantes.En cada diamante,un cielo,un palacio de cristal,un Dios.Mira esta rosa,
tiene dentro otra rosa de agua,y al sacudirla ¿ves?,se le cae la
nueva flor brillante,como su alma, y se queda mustia y triste,
igual que la mía.
El agua debe ser tan alegre como el sol.Mira,si no,cuál corren felices los niños bajo ella,recios y colorados,al aire las piernas.Ve cómo los gorriones se entraron todos,en bullanguero bando súbito en la yedra,en la escuela,Platero,como dice Darbón,Tu médico.
Llueve.Hoy nos vamos al campo.Es día de contemplaciones.Mira cómo corren las canales del tejado.Mira cómo se limpian las acacias,negras ya y un poco doradas,todavía;cómo torna a navegar por la cuneta el barquillo de los niños,parado ayer entre la yerba.Mira ahora,en este sol instantáneo y débil, cuán bello el arco iris que sale de la iglesia y muere, en una vaga irisación, a nuestro lado.
1950. Texto de Juan Ramón Jiménez
https://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Ram%C3%B3n_Jim%C3%A9nez
Diario de un poeta recién casado
http://jaserrano.nom.es/JRJ/diario.htm
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