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martes, 6 de diciembre de 2011

Los cinco puntos calientes que se quieren reformar de la Constitución

Los cinco puntos calientes que se quieren reformar de la Constitución

08:00h | C. Ibáñez
La Constitución Española tiene muchos méritos en su haber “pero se está quedando viejita y tiene muchos puntos susceptibles de mejora", dice un experto. La reforma exprés que PP y PSOE aprobaron a finales de este verano ha despertado las ansias por introducir o cambiar algunos de los puntos que recoge el texto que se redactó en 1978.

La Constitución Española cumple hoy 33 años y está como el primer día. Siempre ha estado tentada a pasar por el quirófano para mejorar algunos de sus puntos, como la sucesión al trono, el sistema electoral o el Senado.

Pero hasta hoy solo ha sufrido dos retoques, el último ha sido este verano con el pacto del PSOE y el PP para fijar un techo de déficit. El primero fue en 1992 para introducir el derecho de los ciudadanos de la UE que residen en España a ser candidatos en las elecciones municipales.

“El ir escamoteando el problema no soluciona nada, porque pasarán otros 30 años y seguiremos con el mismo temor de tocar la Constitución”, advierte el catedrático de Derecho Constitucional en la UNED, Antonio Torres. Estos  son seis de los puntos más calientes de la Carta Magna:

1.    El sistema electoral

“Si queremos reformar a fondo el sistema electoral hay que reformar la Constitución”, asegura el catedrático de la UNED.  “El problema es que el sistema actual beneficia a los dos grandes partidos y estos no están dispuestos a modificarlo. Por eso esta parte de la Constitución es intocable”.

En opinión del profesor de Derecho Constitucional de la Universidad Pompeu Fabra, Joan Solanes, “la manera de mejorar el reparto proporcional de nuestro sistema electoral es modificar la circunscripción electoral, para que deje de ser provincial como establece la Constitución”. 

Solanes subraya que para mejorar la proporcionalidad habría que cambiar de circunscripciones provinciales  a autonómicas. “El problema de España es que las provincias son muy pequeñas y la sistema D’Hondt no funciona bien con divisiones tan pequeñas” --empieza a ser proporcional cuando se reparten más de nueve escaños--, explica Solanes.

Sin embargo, si no se quiere abordar una reforma de la Constitución también se pueden introducir otras mejoras en el sistema electoral a través de la ley orgánica. Por ejemplo, la Carta Magna exige un sistema proporcional de reparto de escaño pero sin especificar cuál emplear. 

Sería más fácil cambiar el método D’Hondt por otros sistemas diferentes como el del resto mayor o el método Sainte-Laguë, considerados más proporcionales.

Otro de los puntos que se pueden cambiar de nuestro sistema electoral sin tener que reformar la Constitución es el mínimo de representantes por provincia. La Carta Magna no específica cuál es ese mínimo. Ahora son dos diputados, pero puede cambiarse a uno y así el resto se repartiría de forma más proporcional.

Con el actual sistema, explica Torres, “hay provincias que tienen más escaños de los que les corresponde por su población y otras, en cambio, menos. Esto lo que provoca es una desproporción en el valor del voto”.


2.    El Senado

“La Constitución dice que el Senado es la ‘cámara de representación territorial’, pero esto no es verdad porque están representadas las provincias de forma heterogénea y, en segundo lugar, las competencias más territoriales más importantes las tiene el Congreso”, explica el catedrático de la UNED.

En este sentido, Torres subraya que el Senado no sido la segunda cámara española, sino “una cámara secundaria” que “no sirve para gran cosa y encima cuesta cara. No se perdería gran cosa si lo suprimimos porque los acuerdos o las decisiones que hoy toma el  Senado”. 

“El Senado no ha funcionado bien nunca y además se sabía desde el principio, pero había que cerrar la Constitución y el Senado salió mal y siempre se ha abogado por su reforma. Llevamos 33 años y aún no se ha hecho”, asegura el catedrático de la UNED.

 Según Solanes, la Constitución solo le otorga un papel de segunda de lectura con unos poderes muy inferiores a los del Congreso. “Si queremos un Senado más relevante, más importante, hay que otorgarle más competencias y más funciones y para esto se necesitaría modificar la Constitución muy a fondo”.

3.    La sucesión al trono

Para reformar cualquier coma en el Título II de la Constitución, el referente a la Corona, no es solo obligatorio un referéndum, sino que la tiene que aprobar primero dos tercios del Congreso y del Senado, disolver estas Cortes Generales para que las nuevas cámaras ratifiquen esta decisión y después someterla a referéndum.

“Es un sistema muy complicado y, de hecho, uno de los puntos que tendrían que reformarse sería no hacer tan difícil la reforma de algunos pasajes de la Constitución”, explica Torres.

En este sentido, el profesor de la Pompeu Fabra, Joan Solanes, apunta que el tema de la sucesión de la Corona “siempre estará pendiente” de reformar en la Carta Magna Española
Pero solo es esto lo que frena las posibilidades de reformar este punto de la Constitución. Torres explica que en un referéndum popular sobre la sucesión “inevitablemente saltaría a la tribuna pública el debate monarquía o república”. 

“Ésta es la razón por la que se huye de cambiar una sola coma de este título”, ni siquiera para abrir la sucesión al trono al primogénito, sea hombre o mujer. 

4.    Las competencias de las autonomías

En el caso de que el nuevo Gobierno apueste por una centralización del Estado, es decir por recuperar competencias transferidas a las autonomías, sí que se tendría que reformar la Constitución. Aunque, en este caso, sí que hay una escapatoria para evitar este trámite.

Solanes explica que las leyes de armonización autonómicas permiten ciertos mecanismos para recortar competencias a las comunidades y solo es necesario la mayoría absoluta del Congreso para aprobarlas, unos votos con los que el PP ya cuenta.

5.    La Unión Europea
Una prueba más de que la Constitución Española “envejece” es que la “realidad se va renovando” y la Carta Magna se somete a nuevas interpretaciones para intentar dar cuenta de esta nueva realidad, explica Torres. Como ocurre con la Unión Europea, un organismo que no existía cuando se redactó el texto de 1978.

Solanes cree que no sería necesario introducir en la Constitución la pertenencia de España a la UE. “Está muy claro que el ordenamiento europeo está por encima del constitucional español, pero ha habido informes del Consejo de Estado que recomiendan introducir la UE para dejarlo todo más claro porque no hay ninguna referencia”.

“Tenemos una cláusula general que nos permite atribuir competencias soberanas a una organización internacional y esto ya nos sirve, por lo que no hay problemas de jerarquía. Por eso aunque no es necesario sí que es interesante”.

Sin embargo, Torres, de la UNED, recuerda que en la reforma exprés de este verano sí que se mencionan “las directrices de la UE”, aunque es una entidad que no se mencionan en el resto del texto constitucional. “Esto pasa cuando las reformas son parches”.

Otros puntos

“La sensibilidad de la sociedad española de ahora es muchísimo mayor en cuestiones como la importancia del medio ambiente o la protección de las personas discapacitadas y, sin embargo, apenas tienen garantías entre los derechos fundamentales”, señala el catedrático de Derecho Constitucional de la UNED.

Torres apunta que para incluir, por ejemplo, estos puntos también sería necesario aplicar la fórmula más dura para reformar la Constitución (disolución de las Cortes Generales y referéndum).

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