De aquel mar me despedía,
mi cántabro mar maestro,
para buscar el mar nuestro.
mar nuestro de cada día.
Yo apostaba en la porfía.
sobre la vuelta de Ulises.
buen catador de países,
Colón prudente de Thules
tras de las aguas azules,
como aquél tras de las grises.
Y al sur llegué. El panorama
desde los montes que piso
se dibuja alto y preciso,
pródigo se desparrama.
Cerca, la encendida trama
de la vertiente en retazos.
Y arriba el mar visto a plazos,
sucesivo y momentáneo,
el arco mediterráneo,
que rebasa de mis brazos.
Yo, por contrapunto,pienso
en mis cantiles del norte,
y traban mutuo soporte
visión fiel, recuerdo intenso.
Queda el presente indefenso.
El ayer triunfa. Y en plena
metamorfosis de arena,
bajo la luz que hago lluvia,
vierto aquella arena rubia
sobre esta playa morena.
Pero el sur vuelca su tinta
azul-negra. el horizonte
comba el lomo de bisonte
y ciñe el piélago encinta.
Nace la luna distinta
y en plata la mar coagula.
La marea casi nula
mi pecho acalma y compasa.
La espuma antigua se tasa
y la brisa se estipula.
Noche disuelta en jazmines,
iluminada de escamas,
que pulsa en todas las ramas
músicas de los confines.
Mullidora de cojines
para apoyar la cabeza,
sé a la unánime certeza
del sabor de este marisco,
que aquel mar que airaba el risco
es el que hoy se despereza.
Ya vuelvo al norte tranquilo.
Ya con doble voz dialogo,
y alternadamente bogo
mar yacente,mar en vilo.
Mi hipotético nautilo
me interna en un inexacto
mar,fruto de un limpio pacto,
mar arista,mar tabique,
mar que navega mi psique
al soplo de un viento abstracto.
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