I.
¡Afán triste de niño, aquel
afán de poseerlo
todo,de recrearme en todo, inmensamente,
gozando,en falso, mundos que creía de otros!
-..¡Y qué desidia mía,
sin el mundo de otros!-
II.
Poco a poco, mi vida
fue adueñándose
del mundo que creía de los otros.
Las estampas aquellas de los libros
fueron mar,tierra, cielo,
navegando,pisada, penetrado
por mí. El domingo lento -¡calle sola!-
del nostálgico pueblo, fue domingo
universal y alegre.
III.
Hoy, alma, ¿qué no es mío?, ¿qué no es tuyo?
¿Qué verjas no se abren, qué muros no se rinden,
para ti?
¿Y estás triste,
y necesitas persuadirte de este
dominio tuyo, retornando
a aquellos días, ¡ay!,
en que sólo tenías
la ventana, el afán loco y el libro?
Paginas escogidas, 1919.
Juan Ramón Jiménez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario