He estado hace
pocos días en los al-
tos de la sierra de Gredos, espinazo de
Castílla; he acampado dos noches a dos
mil quinientos metros de altura sobre
tos de la sierra de Gredos, espinazo de
Castílla; he acampado dos noches a dos
mil quinientos metros de altura sobre
,la tierra y bajo el cielo; he
trepado el
montón de piedras que sustenta el ris-
co Almanzor; he descansado al pie de
un ventisquero contemplando el impo-
nente espectáculo del anfiteatro que
ciñe a la laguna grande de Gredos, y
viendo el Ameal de Pablo levantarse
como el ara gigante de Castilla; he con-
vivido un momento con el pastor de las
cimas, y he recorrido, al bajar, las tie-
rras teresianas, pasando mi fatiga del
viaje por entre los nogales de Becedas,
donde durante unos meses trató a la
santa-a Santa Teresa de Jesús, ¡claro
está! -una curandera. Traigo el alma
llena de la visión de las cimas de silen-
cio y de paz y de olvido.
montón de piedras que sustenta el ris-
co Almanzor; he descansado al pie de
un ventisquero contemplando el impo-
nente espectáculo del anfiteatro que
ciñe a la laguna grande de Gredos, y
viendo el Ameal de Pablo levantarse
como el ara gigante de Castilla; he con-
vivido un momento con el pastor de las
cimas, y he recorrido, al bajar, las tie-
rras teresianas, pasando mi fatiga del
viaje por entre los nogales de Becedas,
donde durante unos meses trató a la
santa-a Santa Teresa de Jesús, ¡claro
está! -una curandera. Traigo el alma
llena de la visión de las cimas de silen-
cio y de paz y de olvido.
MIGUEL DE UNAMUNO
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